jueves, 25 de diciembre de 2014

Navidad encarnada

¡Feliz Navidad! Por medio de esta entrada y de esta canción de la Misa Campesina tan de Nicaragua que la introduce. Me imagino que a estas horas algunos/as estarán descansando de tantas celebraciones y puntos de encuentro de estos días, que no han terminado.


Hace ya casi dos meses, estando Jenny en casa me preguntó dónde iba a pasar la Nochebuena, ya que en Nicaragua la celebración de la Navidad sobre todo se concentra en esa noche. La pregunta me llamó la atención por la anterioridad con la que me lo hacía, algo un tanto inusual para una nicaragüense en este caso. Pero qué curioso porque esa misma tarde acercándome a visitar a las niñas y adolescentes de Casa Hogar, quienes viven allí por haber sufrido diferentes formas de violencia dentro de sus familias. Una de las muchachas, ya bien adolescente, me comentó que no quería que llegara Navidad. Casi gritando en su dolor: “¡Navidad no es nada!”. Contándome que no tendría regalos y no pudiendo así estrenar nada nuevo, para seguir insistiéndo de nuevo con los regalos y el llamado Santaclós. Una pregunta, por mi parte diciendo su nombre, ¿qué celebramos en Navidad? ¿No es qué Jesús nació? Y lo hizo pobremente en un establo. ¿No será que Jesús se identifica hoy más con vos que conmigo? No con ello pretendía justificar su situación, ni quiera Dios (expresión popular nicaragüense). Después de mirarme a los ojos me comentó con lágrimas en sus ojos que lo que de verdad le apenaba era no poder estar con su familia. En ese momento tuve la respuesta a la pregunta de Jenny, interiormente ya sabía dónde iba a pasar esa noche especial y en compañía de quien.

Mientras tanto en la pequeña Nicaragua estas fechas no solo es final de año con la celebración de la Navidad sino también final de curso, por lo que es de suponer cuántas actividades y celebraciones de cierre se llevan a cabo en el mes de diciembre: la Purísima y su gritería, un sin fin de promociones, cierre de actividades y proyectos, evaluaciones, informes, etc. que suman al cansancio y la alegría de todo un año recogiendo sus frutos... y llegamos a la Navidad, tiempo también de un merecido descanso para quienes podemos.


Entre tantos eventos y actividades, ya por último la celebramos antes del 24 y 25 de diciembre, en las CEB y sus Proyectos sociales por la Vida. Primero conjuntamente con las Comunidades y después con los equipos de trabajo de los Proyectos. En ambas no quisimos de dejar de recordarnos una de nuestras principales convicciones al creer en el Dios de la Vida y motivaciones en nuestro compromiso y trabajo diario: la lucha por la vida digna de los niños/as y sus familias. Enmarcado en el lema de nuestra celebración para este año. Porque como nos recordaba uno de los carteles que nos sirvió de arreglo: De nada sirve que veneremos con mucha devoción las imágenes de Cristo de yeso que tenemos en nuestra Navidad sino respetamos y cuidamos a los niños/as de carne y hueso que caminan solitos en la calle y los mercados.


En la celebración de las Comunidades, como comentaba, se quiso poner el acento en la niñez y cómo Jesús nace hoy en tantos niños/as que son migrantes, que son maltratados en sus familias, que tienen que salir a la calle a trabajar para poder subsistir… y así tantas situaciones que les privan de sus derechos como niños/as. También hubo un recuerdo especial de los 43 jóvenes, estudiantes para maestros, desaparecidos en México. Símbolo y realidad de toda la violencia estatal que se está dando en todo el país. Se representó mediante la virgen de Guadalupe haciéndose la siguiente pregunta:


Con los Proyectos se celebró en la misma clave, realidad con la que trabajamos y acompañamos diariamente desde los cinco Proyectos sociales. En tono festivo nos pudimos felicitar la Navidad de igual forma, no solo cenando sino intercambiando entre todos/as unas felicitaciones que habíamos llevado cada uno/a.


Y llegó el 24 por la noche, Nochebuena. Llegando a Casa Hogar, las niñas y adolescentes estaban contentas por poder celebrar esa noche aunque fuera sencillamente. Al poquito rato de llegar, preguntando cómo estaban decían que estaban un poco tristes  por no poder pasar la Navidad con sus familias, pero no por ello querían dejar de pasar alegre esa noche. Se habían vestido seguramente con sus mejores mudas, al igual que yo. Y en seguida empezamos con algunos juegos y dinámicas para después esperar a las 12 y felicitarnos la Navidad, contándonos historias mientras mirábamos las estrellas.


Antes bien fue la cena, preparada un poquito más especial que otras veces, introducida con una sencilla e improvisada bendición en la que todas expresaron diferentes motivos por los que pidieron y dieron gracias. Se acordaron de la salud de Arnaldo, de sus familias y de las familias de todo el personal de la Casa, de las personas que quizá no puedan disfrutar un sencillo plato como el que teníamos delante, y de aquellas que están o se sienten solas… Y al dar gracias una de ellas dijo que daba gracias a la vida y por poder celebrar este momento, sintiendo a todas como sus hermanas, siendo consciente del dolor de no poder contar con su familia. En esto una de ellas se puso a llorar y en seguida todas fueron a abrazarla y a darle ánimos, expresándole que no podían verla triste porque la sentían como su hermana. Que querían disfrutar de esa noche lo más alegre posible, a pesar de la tristeza que podían tener. ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de Dios es hermano mío y hermana y madre”. (Mc. 3, 33-35). Cuánta alegría y sobre todo esperanza y gratitud en medio de tanta violencia y dolor en sus cortas vidas.

Aquí os dejo deseándonos y recordando juntos el sentido de la Navidad compartida; por medio de este poema que nos dejó Arnaldo, ahorita delicado de salud. Feliz…

Navidad con Pan es Navidad con amor.
Navidad con Pan es Navidad compartida.
Navidad con Pan es Navidad solidaria.
Navidad con Pan es decir no al consumismo comercial
y a su Santaclós regordete.
Navidad con Pan es compartir el Pan y la vida
con la Causa de los pobres.
Navidad con Pan sencillamente es Navidad
con Jesús pobre y con los pobres
compartiendo el Pan y la Vida.
¿Dónde nace Dios hoy?

lunes, 15 de diciembre de 2014

Con las manos en la masa


Volteado de piña, torta básica, marmoleada, de chocolate, de leche, donuts, deditos de queso, bocados de jamón, picos, pañuelos de hojaldre, trenzas de queso, galletas, relámpagos, maletas de pollo… ¿Qué te apetece? Son algunas de las recetas aprendidas en el curso de repostería y decoración básica de la Escuela Técnica de las CEB. En el que estoy desde hace un buen tiempo, semana tras semanas, conjuntamente con otras/os compañeros/as, algunas de ellas mujeres que participan en el Proyecto Samaritanas también.


Esta experiencia, que todavía no ha terminado, no solo ha sido de aprendizaje sino al mismo tiempo de encuentro, de interrelación, de intercambio popular entre unos y otras en este proceso de aprendizaje compartido. En el que receta tras receta nos íbamos apoyando y animando unos/as a otros/as, reconociendo y alegrándonos de nuestros pequeños progresos que poco a poco iban dando a luz.


El sábado pasado fue nuestra promoción en la que pudimos celebrar este éxito compartido en el proceso de despertar esta nueva habilidad en nosotros/as. Con toda solemnidad fuimos pasando uno/a tras otro/a, llamados/as por nuestros nombres, a retirar nuestro diploma como reconocimiento de todo lo aprendido. Qué importante es celebrar nuestra vida, compartirla así, y contar también con oportunidades para poder hacerlo. Más a veces en medio de tanta violencia, dolor y sufrimiento, y de tanta pobreza. Cómo de necesario es dignificar la vida como también celebrarla. Mirar a la vida con esperanza y reconocer al mismo tiempo las alegrías que en ella van aconteciendo, y por supuesto compartirlas. Estos éxitos no solo en repostería, sino en las otras especialidades promocionadas, se traducen ahora en nuevas oportunidades reales para las personas egresadas.

Jesús fue invitado a una casa a comer, en medio del almuerzo uno de los invitados al escuchar a Jesús le dijo: Feliz el que tome parte en el banquete del Reino de Dios. Jesús respondió: Un hombre dio un gran banquete e invitó a mucha gente. A la hora de la comida envió a su sirviente a decir a los invitados: Vengan que ya está todo listo. Pero todos los invitados comenzaron a disculparse y excusarse. […] Al regresar, el sirviente se lo contó al su patrón, que se enojó. Pero dijo al sirviente: Sal enseguida a las plazas y calles de la ciudad y trae para acá a los pobres, inválidos, a los ciegos y cojos. 



Jesús vivió apasionado por el Reino. Un Reino de amor, de paz, de verdad, de justicia. Experimentando y anunciando el amor de un Padre-Madre que sentía especial compasión por los excluidos de su sociedad. Hoy ese Reino sigue anunciándose y construyendo, siendo esperanza viva especialmente para los más débiles y vulnerables de los barrios de nuestras ciudades, de los desheredados de nuestro mundo global. Donde desde lo pequeño, lo de cada día, se lucha por una vida más digna para todos y todas, empezando especialmente por ellos y ellas. ¿Quiénes son y dónde están? ¿No será ese banquete a celebrar también la vida, una vida digna y abundante para todos y todas, sin exclusiones de ningún tipo?

Poder compartir los resultados de cada receta con las personas más cercanas, ya sea en el Proyecto, en la casa, en la Comunidad, en la propia Escuela… Ha sido como un agradecimiento por tanta acogida, cercanía y cariño recibido desde que llegué hace casi dos años. Siempre he encontrado una mano amiga que se alegrado conmigo cuando he estado contento, que me ha hecho sonreír cuando lo he necesitado o llorado juntos cuando ha habido problemas y momentos difíciles también. Por eso es importante celebrar la vida, porque cada momento forma parte de la misma.


Y hablando de celebrar la vida, el lunes anterior cumplí años, también una adolescente de Casa Hogar como otros amigos de las CEB, como Jorge. Juntos preparamos una pequeña fiesta en la que sus compañeras de la Casa se encargaron de una sencillo y cariñoso arreglo en la casa, también de una piñata; mientras por otro lado preparábamos dos pasteles para endulzarnos y alegría de todos/as los niños/as de Valle Dulce. Cuántas ganas de celebrar la vida, cuánta ilusión y alegría, a pesar de las muchas y variadas situaciones de violencia que han sufrido en su corta vida. Alegría también todavía mayor fue la celebración de sus primeras comuniones la semana anterior. ¿No formará parte todo esto de la alegría del evangelio de la que habla Francisco? ¿No estaremos preparando ya ese banquete? Volvió el sirviente y dijo: Señor, se hizo cuanto mandaste y todavía queda lugar. (Lc. 14, 15-22)


Después de casi dos años doy gracias, no solo por las personas que nos encontramos cada día y el camino que compartimos lleno de luchas y sueños, sino también por no dejar de sorprenderme ante la realidad, de cuestionarme y de no permanecer indiferente ante las condiciones de vida de las personas. Es muy necesario no perder de vista la profunda invitación, y ya convicción, de empezar a ser levadura en la masa. Al mirar la realidad es muy difícil no conmoverse y sobre todo no comprometerse, sin mancharse las manos... hay que mojarse. No podemos quedarnos mirando desde lejos y no hacer nada solo lamentándonos. Pongámonos con las manos en la masa, hacen falta más manos, porque el pan que ellos/as no tienen nos convoca (parafraseando a Dom Pedro Casaldáliga). 


Ya se acerca la Navidad… ¿cómo la vamos a celebrar? No olvidemos que Jesús nació pobre, y esto es más que una escena bonita y bucólica de un belén... Es una realidad hoy día. ¿En quiénes se sigue encarnando Dios hoy? ¿A quiénes sigue invitando a su gran banquete? Aquí nos despedimos por medio de este simpático villancico que tanto suena en estos días por Nicaragua, hasta la próxima entrada de “La Quinta”.