Este
fin de semana pasado, en las CEB, celebramos el ya tradicional Saludo de los
Cristianos a la Revolución, una semana antes del día 19 de julio, Día de la
Revolución en Nicaragua. Celebrando el triunfo de la lucha el paso a
la libertad, en la que el pueblo unido consiguió derrocar la dictadura de la
familia Somoza después de más de 40 años de opresión. Sucediendo así otras
luchas que siguieron después para mejorar las condiciones de vida de los
nicaragüenses.
Quizá
hablar de Revolución para algunos suene fuerte más si no se conoce la historia
de Nicaragua como de otros tantos pueblos. Para la mayoría de nicaragüenses es
especial este día por lo que representa. Como para muchos miembros de las
Comunidades también, ya que muchos/as lucharon de una forma u
otra para conseguir la libertad. Donde esa liberación iba y va totalmente unida a la fe, sintiéndose identificados/as en un Dios liberador, encarnado en sus vidas, en sus sufrimientos y alegrías, hoy también. Muchos y
muchas fueron los que clandestinamente se reunían no solo para celebrar su fe
sino para organizarse y colaborar en diferentes tareas. Hubieron quienes
sirvieron en la guerra que favoreció después EE.UU. para tratar de hacer fracasar la voluntad de un pueblo (70.000 jóvenes murieron de una población de algo más
de 3 millones en aquel entonces), en las cortas de café para poder garantizar
salud y educación (como Felipe y Mary Barreda), o en la cruzada de
alfabetización (reduciéndola de un 70% a menos de un 30%).
Pero
esta fiesta del Saludo no quiere ser solo un recuerdo de quienes lucharon e
incluso entregaron su vida no solo por unos ideales sino también a causa de su
fe comprometida en una vida digna para todos/as. Este año se quiso poner el
acento en el papel de la mujer en lo que contaba anteriormente y en situación actual
(y de siempre) de la mujer, víctima de la violencia machista y patriarcal. En
Nicaragua en lo que llevamos de año ya han muerto 48 mujeres a manos de su
pareja. Y es que la violencia de género e intrafamiliar es una lacra en
Nicaragua como en el resto de América Latina, no solo hablando de los
femicidios siendo esta la consecuencia más fatídica. Sino como si de un
termómetro se tratara se pueden comprobar numerosos tipos de violencia a las
que se ven abocadas las mujeres, desde un piropo soez a un comentario machista,
desde la violencia física y psicológica a la económica y laboral. Situaciones
todas ellas que acompañamos cada día en nuestro trabajo en el Proyecto Samaritanas.
En
nuestra celebración quisimos recalcar y denunciar toda esta violencia, lo
hicimos comenzando por una serie de números culturales compuestos de bailes y
de las presentaciones de cada una de las Comunidades. Destacando cada una de
ellas a un mujer en la Biblia. A nuestro Proyecto Samaritanas le tocó la mujer
Samaritana, como no podía ser de otra forma jajaja. Y a Valle Dulce también nos
tocó representar que Dios va más allá de todo género en cómo se le ha
representado históricamente unido a la imagen masculina, por medio de un baile
quisimos mostrar que Dios es Padre y Madre.
También
en la Eucaristía, muy participativa, estuvo cargada de gestos y símbolos, los
cuales al final se tradujeron en diferentes compromisos que presentaron las
comunidades al respecto.
Fue
llamativo como se representó el evangelio por medio de cuatro mujeres que
hicieron de encorvadas, por cuatro telas negras cubiertas por diferentes tipos
de violencia a los que se ven sometidas las mujeres, y al encontrarse con Jesús
las liberaba del mal que las oprime. Y es que es así como queremos a las
mujeres libres, autónomas e independientes, en igualdad, siendo respetadas en
sus derechos. Por ello también todos los hombres presentes pedimos perdón por
el machismo del cual somos partícipes.
A
continuación para acabar, extraigo algunas líneas de nuestra proclama al final
de nuestra celebración: Sueño una Nicaragua
libre de machismo… que mire a las mujeres no como objetos sino como sujetas
autónomas y libres; que valore a las mujeres no solo como reproductoras sino
constructoras del Reino de Dios; que las acepta no como inferiores sino como
iguales en todo; que no las pone detrás sino junto a los hombres para construir
juntas y juntos la historia; que no son discriminadas por la Iglesia ejerciendo
los mismos roles y funciones que los varones… No dejemos de soñar
despiertos para que cada día sea más realidad. Y tú, ¿qué más sueñas?
Una vez mas... Gracias Pablo por tu testimonio y entrega. Abrazos con afecto.
ResponderEliminarMi querido Pablo:
ResponderEliminarInmersa en el día a día en mis acompañamientos a las maestras de preescolar, se me olvidó totalmente este día que el año pasado tuve la gran suerte de compartir con nuestra Querida Marycruz fue un día precioso el que recuerdo de compartir con aquella Comunidad de S. Ramón que nos recibió con tanta alegría y nos compartió su Eucaristia y su saludo con el padre Arnaldo.
Miles de gracias por compartir hoy con todos y todas este SALUDO que con tanto cariño hicisteis y sobre todo COMPROMISO