“Pero…
¿Comes bien?”. Es una de las preguntas habituales que mi madre me suele hacer
semanalmente alternada con otras cuando hablamos por Skype. Y es que una madre
es una madre, y sin sus preguntas típicas no lo sería. Aunque entiendo su
preocupación al haber perdido más de 10kg en el año que llevo viviendo en este
lindo país. Ciertamente, estoy bien, más mi figura se lo agradece a Nicaragua
jajaja. Donde estoy comiendo menos cantidad, sobre todo en menos grasas y
azúcares, pero sí que más hidratos. No soy al único que le pasa esto, ¿verdad
Mario?
Para
típicos, los platos propios de la gastronomía nicaragüense caracterizados por
su sencillez sin quitarle sabor a sus platos. La cocina nicaragüense como en
toda Centroamérica está fundamentada en el maíz. El ejemplo más claro es la
tortilla de maíz (no como se considera en España el término tortilla a base de
huevo), sino como un acompañante básico al que se añaden todo tipo de
productos: carne de res o cerdo (chancho) que se sirve con plátano verde o
maduro, arroz, frijoles, yuca, huevo o queso fresco frito. Por no mencionar los
ricos tostones, tajadas (rodajas de plátano frito) o el maduro frito o asado,
variantes de hacer el platano. Además de las verduras con más presencia como la
patata, zanahoria, tomate, rábanos, chiltoma (pimiento), pipián (calabacín) o
ayote (calabaza). Realizando así numerosas combinaciones entre unos productos y
otros.
Combinaciones
que dan lugar a diferentes platos como el vigorón: chicharron (cortezas de
torrezno), ensalada de repollo y yuca hervida; el nacatamal: llevando carne de
pollo o cerdo mezclada con tomate, arroz, cebolla, maíz cocido, envuelto en una
hoja de chahuite (banano) seca. Aquí me podéis encontrar intentando disfrazarme
de nacatamal en una fiesta en casa de mi amiga Cynthia.
Por
otro lado, no podemos dejar de citar el famoso gallo pinto, muy común en
desayunos y almuerzos, siendo la elaboración hecha del arroz con frijol rojo.
Uno de los platos más típicos por no decir el que más por su popularidad.
Diferente es el arroz a la valenciana, que no es la paella, pero es una
variante más de cocinar el arroz. Sin embargo, si uno no quiere arroz, también
puede comer indio viejo: carne especiada o de soya (soja), como lo elaboran en
el proyecto CEB de las Ollas, con maíz cocido. La carne de vaho, carne
de vaca acompañada con yuca, plátano, repollo… La sopa de gallina o pescado.
El mondongo: sopa con carne y menudo de vaca. O la variedad que ofrece el
caballo bayo siendo la mezcla de diferentes carnes con verduras.
De repostería, quizá haya menos variedad, pero uno siempre se puede comer los sabrosos “picos”, una especie de bollo pequeño con forma de triángulo. Pero también el atol, proveniente como no del maíz también; el caramelo de nancite… y los queques (tartas) para las fiestas de cumpleaños u otras celebraciones. Sin olvidar las cosas de horno, como bizcochos bien compactos elaborados con queso y masa de maíz; o los buñuelos o rosquillas típicas de Somoto.
Como
bebidas podemos encontrar el inconfundible aroma del café que se cultiva de una
excelente calidad, sobre todo en las zonas más altas del país. Como me dice
doña Fátima: “Es la leche del pobre”, ya que sale más rentable que comprar
leche y sirve de acompañamiento a muchas de las comidas mencionadas. Aunque
también, siempre que se puede sobre todo en momentos especiales, se puede
acompañar con las cervezas del país “Toña” o “Victoria”. Además del ron por
excelencia de Nicaragua: “Flor de Caña”.
Aunque
mención aparte requiere la fruta y su abundancia, muy común en el trópico,
siendo variadas y muy apetitosas, también servidas en refrescantes jugos
(zumos): naranja, calala, papaya, piña, pitaya, cacao, mango, melón, tamarindo,
banano…
Aquí
os dejo, cómo no, con una canción nicaragüense titulada “Los hijos del maíz”,
la cual es reflejo de la importancia del maíz y su relación directa con la
historia tan sentida de mi querido y pequeño país.