viernes, 8 de noviembre de 2013

Río San Juan I


La semana pasada, tanto Juan Muñoz como el de la “Quinta”, aprovechando unos días de vacaciones, estuvieron en Río San Juan. Reserva de la biosfera declarada por la Unesco. Se trata de un río que recorre unos 200km del sur del país haciendo frontera con Costa Rica, uniendo el lago de Nicaragua (Cocibolca) con el Atlántico. Por este motivo los primeros españoles que lo navegaron, Adolfo Calero y Diego Machuca, lo bautizaron como el “desaguadero de mar dulce” en 1536. Rescato aquí un pequeño texto de las primeras expediciones españolas, que de 139 hombres tan solo sobrevivieron 9: "Cruzamos el Gran Lago con muchas peripecias. Nuestro bergantín enfiló hacia la unión de dos ríos en lo que parecía el final de esta Mar y Dulce (...) el desaguadero del mar interior y la salida al Caribe y España. Pronto los rápidos nos obligaron a seguir a pie. Las selvas eran impenetrables. Era difícil avanzar, el barro nos llegaba  hasta las rodillas y los mosquitos de la malaria no nos dejaban descansar. No debíamos detenernos, habíamos venido de tan lejos..."

Ciertamente si el río hablara cuántas historias contaría: de su relación con los indígenas que lo habitaban, las expediciones españolas, las aventuras de piratas, la lucha con los ingleses, la utilización del río como canal para atravesar al Pacífico desde el Atlántico anteriormente de la construcción del canal de Panamá a inicios del siglo XX. Sin contar por otra parte, las tupidas riberas selváticas del río siendo un espectáculo visual en las que habita una rica fauna de iguanas, cocodrilos, caimanes, serpientes como la boa y aves como el tucán o la oropéndula.


Todo lo cual daría para más de una gran novela, siendo todo un incentivo más para terminar de motivarnos a realizar la aventura que nos propusimos Juan y yo meses atrás. Teniendo la grandísima suerte de encontrarnos con Manuel y Juan Aguilar, dos hermanos naturales de El Castillo, que fueron los mejores guías que podíamos encontrar. Por lo que teniendo la motivación, el tiempo, el lugar y conformado el equipo, tan solo nos faltaba llegar y reunirnos para navegar y remar en canoa, durante 4 días, río abajo los 140km que separan El Castillo de San Juan del Norte, en la desembocadura del río.


Así que siguiendo el refrán: “A quién madruga, Dios le ayuda”. El sábado 26 de octubre salimos tempranito en bus dirección a San Carlos, para después agarrar una panga (lancha) que nos adentró en el río y nos llevó hasta El Castillo. Viaje que nos llevó unas 12 horas. Donde antes de llegar nos sorprendió grandemente que media panga se vació en medio del río, en tierra de nadie. ¡Eran nicas que estaban entrando ilegalmente en Costa Rica!


I ETAPA: El Castillo – Isla Diamante (20 km)
Antes de nuestra salida, mientras Manuel y Juan Aguilar, ultimaban los últimos preparativos pudimos visitar El Castillo, un núcleo de unos 2000 habitantes. Municipio del río coronado por la impresionante fortaleza Concepción, construida por los españoles en 1666 para controlar esta estratégica vía de comunicación fluvial. Castillo que sufrió varios ataques de piratas e incluso el entonces joven almirante inglés Nelson se atrevió con él, aunque le costara caer herido.


Ya río abajo, dando las primeras paladas con el remo, fuimos comprobando gratamente cómo teníamos todo el río para nosotros solos. Apenas pasaban ocasionalmente otras embarcaciones, pasando horas y horas disfrutando con la boca abierta del maravilloso regalo que nos ofrecía la naturaleza.


Conforme nos íbamos adentrando más y más, de vez en cuando, íbamos entrando a algunos afluentes del río. Los cuales nos permitían conocer otra cara del río, asombrándonos de cómo todavía más la selva abrazaba el río. El primer afluente en el que nos adentramos fue el Bartola, ahí pudimos descansar un poco y comprender mejor de donde puede venir el dicho: “Estar tumbados a la bartola”, pensamos nosotros.


Pero también tras pasar el primer puesto fronterizo militar, nos adentramos en la Reserva Natural de Indio-Maíz, poniéndonos antes nuestras botas de hule por el mucho fango que íbamos a pisar. Indio-Maíz puede ser una de las zonas de América más rica en fauna y en la que habitan diversas especies abundando los manatíes y el animal que mata saltando, el jaguar. Menos mal, por suerte o desgracia, que no nos lo encontramos. Esta reserva tiene una extensión de unos 2.640km2 y es considerada una de las pocas zonas de selva virgen que quedan. Presente durante todo la travesía cada vez que mirábamos al margen izquierdo del río, la ribera de Nicaragua. En esta reserva pudimos conocer un sin fin de propiedades naturales: el chicle natural, el camote (utilizado en infusión puede provocar la muerte), el caucho y así como otras plantas que se utilizan como anestésicos. Pero también algunos pequeños animales como dos ranitas: la Blue Jeans (porque sus patitas de atrás son azules) o la guerrillera (porque es moteada como si llevara camufle).


Al continuar nuestra travesía y al ir cayendo la tarde llegamos hasta la Isla Diamante, la cual se formó a raíz de un barco de vapor del siglo XIX, que llevaba ese nombre y se hundió en el río, permaneciendo todavía visibles algunos de sus restos. Un escenario perfecto para que Juan Aguilar se deleitara contándonos diferentes historias de miedo, como la del Mechudo, un fantasma que habitaba el río.




6 comentarios:

  1. Querido Pablo:

    De nuevo gracias por tus entradas... nos ayudas a pensar un poco.

    Sabes que estaba yo un poco preocupado, echaba de menos tus entradas en el blog, estaba a costumbrado a tus entradas semanales... Me alegro que sigas bien y disfrutando.

    Yo estoy muy bien, como siempre...

    Un saludo y un fuerte abrazo

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    1. Aquí estoy Javi!!! Simplemente no había tenido tiempo para poder compartir como hasta ahora. Me alegro que estés bien, eso es importante, más para entregarse mejor a los demás. Gracias por tus palabras, también me alegra que sirva y nos haga reflexionar. Este finde que viene, la siguiente entrega del Río San Juan. Te mando otro fuerte abrazo que cruce el atlántico. Pablo

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  2. Recordado Pablo: me alegra saber de tí y vislumbrar que estás bien. Sólo espero que ya estés escribiendo la novela del viaje... los temas para cada capítulo se acumulan!!!.
    Un abrazo con afecto.

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    1. Jajaja Y tanto!! Podrían salir varias novelas. Este viaje podría ser el relato perfecto también de uno de los viajes de Javier Reverte. Le daría mucho juego visitar y conocer este lugar, su historia, su belleza incomensurable.... Gracias por estar ahí, Gloria. Besos.

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  3. Felicidades de nuevo Pablo, ciertamente deberías pensar en hacer una novela que narre toda tu formidable experiencia. Ayer tuve una sesión con un grupo de voluntarios/as que están haciendo un curso, mayoritariamente universitarios, y pasamos una gratísima experiencia en los salesianos de Campello. Me acodé de ti y pensé: cuando estés de nuevo por aquí tenemos que hacer algo juntos..., que sigas disfrutando,
    Un gran abrazo,
    JavierD.

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    1. Claro que sí, Javier!! Aunque no me considero el mejor ejemplo, con todos mis errores y meteduras de mata también, eso me hace más humano. Pero sin duda que está siendo una gran experiencia que me está transformando. Gracias Javier, por tus palabras, por acordarte de mí. Te mando otro abrazote, Pablo

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