Son
muchas las veces que he estado en Masaya y algunas menos en sus alrededores. Ya
sea porque he ido a pasearme, a compartir el día con algunas amigas o
compañeras, conocer su fiesta de tributo a los muertos llamada “Agüizotes” o
encontrarme con Cora para dar seguimiento a la marimba que encargamos para mi
hermano.
Masaya
está estratégicamente situada encontrándose a medio camino entre Managua (a
unos 25 km aproximadamente) y Granada. La llamada ciudad de las flores por
Rubén Darío por sus jardines y alfombras florales de sus fiestas patronales. Es
tierra de tradición folklórica y artesanías, siendo su mayor mercado de
artesanía uno de los mayores puntos más reconocidos del país. Donde los amantes
de la artesanía pueden disfrutar como niños encontrando una auténtica variedad
de piezas y colores que componen sus hamacas, jarrones, cotonas, camisetas,
diversidad de tallas en madera, pinturas y cuadros...
Aunque
para pieza artesanal y musical podemos destacar la marimba, el instrumento de
percusión por antonomasia de Nicaragua, que le da alegría a las canciones
folklóricas y populares del país. En España también la toca mi hermano David, y
ya desde diciembre en casa suena a Nicaragua. Aquí la podéis ver en manos del
artesano a quien se la encargamos a Masaya.
Masaya
es la capital del departamento menos extenso del país, pero una de las zonas
más densamente pobladas ya desde la colonización dados sus fértiles terrenos volcánicos. A este pequeño
territorio departamental pertenecen nueve municipios, cuyas cabeceras componen
buena parte de lo que se denominan los Pueblos Blancos: Catarina, La
Concepción, Masatepe, Nandasmo, Nindirí, Niquinohomo (pueblo natal de Sandino),
San Juan de Oriente, Tisma y la propia capital Masaya. Dichos pueblos son
bellos ejemplos de la arquitectura rural nicaragüense con sus cuidadas plazas e
iglesias de inspiración colonial.
Hablando
de plazas… me acuerdo del batido de frutas naturales que te puedes tomar en el
parque central de Masaya. Siendo características sus sillas y mesas gigantes,
en las que uno se puede sentir parecidamente más o menos como Frodo en el
mobiliario de Gandalf del “Señor de los Anillos”.
También
un lugar privilegiado por su belleza, entre los Pueblos Blancos, es la laguna
de Apoyo, por la que siempre he parado para asomarme o bañarme en ella cada vez
que he tenido oportunidad. Siendo esta laguna una reserva natural que rodea
este círculo casi perfecto del cráter, que acoge aguas limpias ricas en
minerales con propiedades terapéuticas. Este cráter es fruto de una tremenda
explosión que se produjo hace más de 20.000 años. Siendo su mirador en Catarina
un lugar excepcional que ofrece toda una panorámica que lo que te transmite es
una gran tranquilidad y serenidad. Aquí estamos un grupo de amigas y amigos que
fuimos un domingo a pasarlo juntos disfrutando de toda su naturaleza.
Aquí
por último os dejo con una pieza musical en la que se puede apreciar entre otro
instrumentos, la marimba, alegrando y dando puro ritmo nica.