Hace
más o menos de un mes pude participar en el encuentro ignaciano en Managua que
suele haber periódicamente, en esta ocasión se presentó Fe y Alegría y su
quehacer con motivo de su 40 aniversario en Nicaragua, compartiéndolo con las
otras obras de la Compañía de Jesús. No era algo nuevo, al menos para mí, ya
que formando parte de Entreculturas (EC) son muchos los aportes que muchos/as
voluntarios/as han realizado y realizan en toda América. Siendo Fe y Alegría y Entreculturas dos grandes aliadas mutuamente, una apuesta para el cambio en el mundo desde la educación.
Un
ejemplo cercano no solo es el de mis amigos/as y compañeros/as de la delegación
de EC en Valencia, como a nivel nacional; en Nicaragua es el de Mari Cruz hace
dos años y Pilar actualmente, que desde el programa VOLPA de EC han participado
formando parte de esta red de educación popular. Así también otros/as
voluntarias, algunos de ellos/as: Toni, Chabeli, Fernando, Gertru, María, Javier… que
han podido nutrirse en los meses de julio-agosto gracias al otro programa de
voluntariado internacional: Experiencia Sur.
¿Pero
qué es Fe y Alegría? Para quienes no conozcan a partir de ahora ya sabrán que Fe
y Alegría es un movimiento de educación popular y promoción social, extendida
por toda Latinoamérica, que trabaja preferencialmente para, por y con los
pobres para contribuir a través de su educación y promoción social a la
transformación de la sociedad. Fundamentada en la fe, la justicia, la equidad,
la libertad, la participación, la fraternidad, el respeto a la diversidad y la
solidaridad. Donde las personas desde sus contextos tengan la oportunidad de educarse,
desarrollar plenamente sus potencialidades y vivir con dignidad.
En
Nicaragua cuenta con una red de 22 centros educativos en 9 municipios del país.
Donde también se han iniciado procesos de formación con docentes y estudiantes
de diferentes colegios públicos, siendo también un aporte con la intención de
mejorar la calidad educativa del sistema escolar público.
Pilar
me comentaba que siente, desde la vida compartida y entregada en estos casi dos
años que vamos a llevar en Nicaragua, cómo Fe y Alegría es fiel a sus inicios
trabajando para los más vulnerables y excluidos. Así se refiere uno de sus
lemas más significativos: “Allí donde termina el asfalto”. Ahora vamos a
preguntarle algo más a ver que nos dice, dándole las gracias por esta
entrevista.
Pilar,
¿Cuál está siendo tu quehacer como voluntaria VOLPA en estos dos años? Mi experiencia de voluntariado en
Lechecuagos, comarca rural del departamento de León, en la que está enclavado
el Núcleo Escolar Rural (NER) donde
acompaño a 11 escuelas de Preescolar, es una clara opción de ello. La mayoría
de las familias no tienen un trabajo estable y se vive en una situación de
pobreza y vulnerabilidad por el tipo de
familias disfuncionales en las que se
desenvuelve su día a día. Muchos niños viven con su “mamita” (abuela), incluso con alguna tía mientras sus padres
están en Costa Rica, España o los Estados Unidos.
¿Qué
está suponiendo el formar directamente parte de Fe y Alegría Nicaragua? Destacaría lo que ha supuesto para mí
descubrir el Movimiento de Educación
popular y promoción social. No solo se
transmiten conocimientos sino que se pretende que los estudiantes y personas de
la comunidad sean verdaderos agentes de cambio. El empoderamiento del que tanto
oía lo he entendido en toda su dimensión. Se trata de que cada sujeto sea el protagonista de su historia y
se le ayuda para que desarrolle un pensamiento crítico que le permita
participar como ciudadano en su entorno e intervenir en la transformación de la
sociedad y por lo tanto luchar por un mundo más justo y equitativo. Desde una
Educación de este tipo, se trata de
desarrollar las cuatro dimensiones de la
persona: Espiritual, Ética, Social y
Política y Ciudadana. Esto le permite tomar conciencia de su realidad y
por lo tanto asumir el compromiso de trabajar en su comunidad para
transformarla. Esta sensibilidad hacia el colectivismo me ha llamado
poderosamente la atención pues es algo que yo creo que hemos perdido en nuestro
país.
Desde
esta experiencia, ¿cuál sientes que ha sido uno de tus mayores aprendizajes? Yo venía dispuesta a compartir y a servir,
pero acompañar es mucho más importante. Es ponerte a caminar al lado del otro, desde un plano horizontal.
Entender sus concepciones desde su contexto. Es ser guía para que sea el
acompañado el que valore cuáles son sus fortalezas y debilidades, y
desde su proceso personal de transformación realice los cambios que
considere necesarios para desarrollar sus capacidades para co-construir con él. A mí esto me ha costado y me sigue costando porque mi cultura me ha
enseñado a ser muy directiva.
¿Hay
alguna persona que te haya marcado? Conocer
al Padre Fernando Cardenal en Casa Nacional (que es como se llama a la oficina
de Fe y Alegría de Nica) ha sido para mí
muy importante. Porque he tenido de la oportunidad de comprobar lo que es el
COMPROMISO, LA COHERENCIA y no perder LA
ESPERANZA en mi quehacer diario. Su vitalidad, su entusiasmo, sus ganas de
trabajar y seguir luchando por CAMBIAR VIDAS, es una continua fuente de
motivación para mí.
Por
último no os perdáis este vídeo…
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