Cuántas
cosas podemos decir con palabras, pero cómo las palabras son insuficientes para
explicar lo que va dentro. Y hablar de la Palabra es hacerlo de esa presencia
invisible que todo lo envuelve y al mismo tiempo empapa la Tierra sin darnos
muchas veces cuenta. Y es que la realidad, la vida, está preñada de su
presencia.
El
mes de septiembre no solo es el mes de la patria en Nicaragua, sino también el
mes de la Biblia. Donde un gran número de comunidades, sobre todo evangélicas
salen a la calle, resaltando la importancia que tiene la Palabra de Dios en sus
vidas. Las CEB nos significamos con alegría,
entusiasmo y esperanza, sintiéndonos Palabra de Dios encarnada, siendo Buena
Noticia para y por los Pobres desde las realidades concretas que vivimos. Qué
importante que todo lo que digamos, lo vivamos; y que todo lo que vivamos tenga
sentido, un sentido nuevo, lleno de esperanza. Encarnado con todo lo que somos,
siendo así Palabra viva.
Así
pues el pasado 28 de septiembre salimos a las calles desde los diferentes
barrios de Managua, donde sitan las diferentes Comunidades, para congregarnos
en El Periodista, una de las rotondas de la ciudad. Allí ataviados con nuestras
mantas alzamos nuestra voz denunciando nuevamente la violencia a la que se ven
abocadas muchas mujeres en Nicaragua y en el mundo entero. Anunciando, como
Jesús, la dignidad de la que es portadora y poseedora la mujer. Del mismo modo
no quisimos olvidarnos de la situación de nuestros hermanos y hermanas
migrantes, especialmente de los niños/as, de la destrucción de la Madre Tierra
o el consumo desenfrenado que hace más profundas las diferencias entre pobres y
ricos en este mundo. Porque predicación
que no denuncia la injusticia, no es predicación del Evangelio, como decía
Mons. Romero y proclamamos.
Durante
el transcurso de la tarde cada Comunidad se fue presentando y saludando a
las demás para concluir con una oración donde se puso de manifiesto y
escenificó creativamente cada una de las realidades antes mencionadas.
Curiosamente,
quería comentar un pequeño detalle, durante gran parte de esta celebración nos
acompañó, sentándose al frente, un “borrachito”, como parece que viene siendo
costumbre cuando hacemos otros actos públicos. Casi ya terminando se acercó a
dos compañeras y les dio las gracias por haberle dejado estar allí con la
gente, participando a su manera, porque casi siempre allí donde va lo echan
cuando se acerca a cualquier grupo. Esa tarde no fue así para él, marchándose
contento que hubiera sido así. Dónde están los excluidos de nuestras sociedades
en nuestras celebraciones, en nuestras comunidades, en nuestras vidas.
¿Te
imaginas, no haber celebrado nunca tu cumpleaños? ¡Es más, no saber qué día
naciste! Esta es la triste realidad de Marisela (usamos otro nombre por confidencialidad),
mujer residente en uno de los barrios más peligrosos de Managua, con una
discapacidad intelectual, no sabe ni leer ni escribir y su vida desde que
nació está marcada por la extrema pobreza y la violencia. Desde hace meses
llega casi todos los días con su hijo de diez años a tomar una medicación por
unos problemas que tienen de salud. Al preguntarle qué edad tenía nunca sabía
responder y un día al investigar descubrimos entre unos papeles y otros el día
de su nacimiento, 29 de septiembre. Ese día no podíamos dejarlo pasar
desapercibido por lo que le preparamos por sorpresa en el Proyecto, a ella y su
hijo, la comida que más les gusta. Al llegar, su hijo leyó unas letras
dispuestas para ambientar, diciéndole a su madre: Ya sos un poco más ancianita, ¡Feliz cumpleaños mamá! ¡Con treinta
años, ya es una anciana para su hijo! ¡Será posible! No dejamos todos de reír,
mientras las lágrimas no dejaban de
caer sobre su rostro, abrazándonos uno a uno felicitándola. Qué fuerza tuvo esa
expresión en los labios de un niño, de su hijo. Emotivo fue también cuando al
final apareció una gran torta de chocolate con velas, preparada con mucho
cariño, que casi las apaga con sus lágrimas. Después de cantarle las Mañanitas, se le invitó a pedir un deseo…
quién sabe lo que pediría... Pero lo que sí sé, es que ese día al volver a casa posiblemente
alguien se sintió la persona más querida en el mundo, amada por Alguien para
quien sí es importante y que a pesar de los pesares, en medio de su pobreza
siempre está ahí, con ella y su hijo… Y
la Palabra se hizo carne. (Jn. 1, 14)
ES LA PALABRA QUE DA VIDA Y ESPERANZA A NUESTRA GENTE POBRE QUE SE VUELVE RICA TENIENDO AL DIOS PADRE Y MADRE EN SU CAMINAR.... CONTINUA ENRIQUECIENDONOS A MUCHOS CON TU PALABRA TAN BIEN PRONUNCIADA Y COMPARTIDA EN ESTE ESPACIO... GRACIAS AMIGO!!!
ResponderEliminarGracias a vos, amigo, por compartirla conmigo!! Un abrazote
Eliminar¡Qué regalo de Dios y de ustedes recibir esta información! Es una preciosa manera de acercarnos.......... La distancia física la supera el acercamiento profundo de amistad y de metas en nuestras vidas......... ¡¡¡GRACIAS!!!
ResponderEliminarMª José
Gracias María José! Un abrazo grande
EliminarGracias por compartir tan bonita experiencia!
ResponderEliminarGracias, a ti Scarlett por compartirlo también!! Un abrazote
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