domingo, 24 de marzo de 2013

OSCAR ROMERO


¡Qué casualidad la de hoy domingo de ramos! También día de Monseñor Oscar Romero, muy celebrado por aquí (24/03/2013). Uno de los mayores estandartes que ha tenido la justicia social en el siglo XX. Su asesinato, martirio, coincide este año con la celebración de este domingo en el que se recuerda cómo Jesús entró en Jerusalén para pasar sus últimos días, haciéndolo encima de un burro prestado y siendo adorado por los pobres de su tiempo. Las palmas de ramos se han juntado e identificado con las del martirio.

En las CEB de la región de Managua, nos hemos juntado con tal motivo. A mi comunidad le tocó preparar una exposición sobre su vida. También pude colaborar saliendo en una pequeña obra de teatro que prepararon los jóvenes de las comunidades sobre Mons. Romero. Y después participar en la Eucaristía. A continuación quería dejaros algunas líneas sobre su persona, la cual conocía pero ahora admiro todavía más.

Cuando el papa nombró a Oscar Romero arzobispo de San Salvador, los poderosos se sintieron seguros. Hasta entonces se le había visto como conservador y amigo de los ricos. Y así se pensaba que seguiría. Sin embargo, Romero cambió diametralmente convirtiéndose en amigo y defensor de la gente pobre y oprimida. Denunciando en sus homilías las injusticias de los más poderosos, los asesinatos y masacres. Mons. Romero defendió las demandas del pueblo y su derecho a organizarse. Fue mediador en numerosos conflictos y defendiendo los derechos humanos a través del evangelio. Su palabra se convirtió en la “voz de los sin voz”.

Por este motivo, unido a la lucha de muchos cristianos de El Salvador, la Iglesia más comprometida y de base fue perseguida por el ejército. El 12 de marzo de 1978 fue asesinado Rutilio Grande, sacerdote jesuita, junto a dos campesinos. Siendo el primero de una larga lista de cristianos asesinados por defender la justicia y dignidad. Llegando a declarar Mons. Romero que no abandonaría a su pueblo perseguido. A pesar de las constantes amenazas, denunció con valentía y claridad todos los atropellos contra el pueblo. Trabajando por una salida racional y pacífica a la situación que vivía el país.

Llegado un 23 de abril de 1980, Mons. Romero hizo un llamado a las bases del ejército para que no obedecieran disparar contra el pueblo indefenso: “En nombre de Dios y de este sufrido pueblo, les ruego, les suplico, les ordeno: ¡cese la represión!”. La respuesta no se hizo esperar; un día después Mons. Romero caía abatido por un disparo al corazón mientras celebraba la Misa. Este hecho alegró a los poderosos del país, pero conmocionó a todo el pueblo, como así a todo el mundo. Muchos fueron los que se quisieron hacer presentes en su entierro, que no pudo llevarse a cabo, porque el ejército y cuerpos de seguridad masacraron a la multitud que acudió al sepelio.


Hoy día en muchos rincones de Latinoamérica (sobre todo en las CEB’s, realidad muy querida y sufrida por Mons. Romero), como en otros lugares donde la opresión del sistema lleva al sufrimiento de miles de personas, se le adora como un testimonio vivo del amor de Dios por la dignidad humana. Su mejor ofrenda (cuando fue asesinado) fue la entrega de su vida hasta las últimas consecuencias. Comprobando las palabras que pronunció él mismo: “Si me matan resucitaré en el pueblo”. Con Mons. Romero se cumple que “jamás se podrá llamar muertos a los que entregaron su vida por la vida”.

¡¡VIVA SAN ROMERO!!
(Aunque todavía no sea santo, así lo sentimos por aquí).



2 comentarios:

  1. ¡Gracias, Pablo, por recordarnos a Oscar Romero!

    Hasta dar la Vida.

    Buena semana santa y FELIZ PASCUA.

    Un abrazo,
    asunc

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  2. Muchas gracias por este recuerdo de Oscar Romeros, su vida es un autentico testimonio de autenticidad que la Iglesia tenemos que imitar y vivir, es un buen testimonio para comenzar la Semana Santa.

    Bueno Pablo espero que vivas unos días hermoso esta semana tan especial, seguro que esas tierras te muestra como vivir esta semana de forma diferente, aprovecha esta oportunidad.

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