¡Bienvenido a nuestro invierno, Pablito! Me dijo Jenny,
amiga y compañera de casa, cuando cayó la primera lluvia hace casi un mes. Pero
lo cual fue una falsa alarma ya que en el mes de mayo, supuestamente de lluvia,
solo llovió un día más. Por lo que el calor del verano se prolongó un mes más
hasta esta semana.
Si cuando vivía en Burgos se decía que allí solo había
dos estaciones, la de invierno y la de “RENFE”. Por esta parte del mundo
también solo hay dos estaciones, únicamente la de verano y la de invierno,
propias de un clima tropical. Mientras que en España se disfruta de la
primavera y de la próxima e inminente entrada en el verano, por acá ya podemos
decir que nos encontramos en el invierno.
El verano, se caracteriza por un calor más intenso
durante los meses de octubre-abril. Siendo este último el más caluroso y llegando
a alcanzar durante varios días los 38 grados. Meses en los que suele ser muy
extraño que llueva, sobre todo en la costa o por ejemplo en las regiones de la
zona de Managua. Provocando al mismo tiempo una gran sequedad que será
restituida cuando entra el invierno.
En cambio, el invierno, no se caracteriza por el frío
como se pensaría en España. La principal diferencia son las lluvias
(tropicales), que suelen caer todos los días. Ya sea a primera hora de la
mañana o al caer la tarde, como ha empezado siendo esta semana. Alrededor de
las 5.00h pm en adelante. (Aquí las horas de luz son igual durante todo el año,
amaneciendo a las 6.00h am y anocheciendo a las 6.00h pm; por lo que no se da
el cambio horario como en otras zonas del mundo). Como decía, puede empezar a
llover y detenerse a la hora siguiente o hacerlo durante horas sin parar.
Lluvia acompañada siempre con relámpagos, rayos y truenos. Todo lo cual hace que la
sensación de humedad (relativa) del 90% aproximadamente, cuando no llueve y sale el sol sea mayor el calor que se siente. A pesar de que la
temperatura es menor con respecto a la media del verano. Lo cual no hace que
cambiemos de vestuario, ya que seguimos con la camiseta corta. Si que se añade
llevar a mano siempre, por si acaso, un capote (chubasquero) o paraguas.
Por lo que la sequedad ha empezado a desaparecer haciendo
que vayan saliendo los primeros brotes verdes en los palos (árboles), así como
en la superficie. Lo cual me recuerda las palabras que me sugería mi amigo
Fernando, a través de estas palabras, hace unos meses, respecto a mi proceso de integración y experiencia: “Mi Palabra será como la lluvia, que al caer desde el cielo, empapa la lluvia, la hace fecunda, la llena de vida“ (Cf. Is. 55, 10-11).
En estos días me he acordado especialmente de los amigos
de Santo Domingo, la población y comunidad campesina de la que os he hablado
anteriormente, en la cual estaban esperando con mucha ansia la lluvia en la
última vez que estuve con ellos. Por lo menos espero que haya llovido, siendo
un alivio para ellos a pesar de la funesta cosecha de café de este año a causa
de la plaga de “la roya”.
Hola Pablo!
ResponderEliminarSigo leyendo con interés tus noticias, aunque últimamente... entre el mes de mayo y el fin de curso... vamos un poco de cabeza. ¡Y vosotros empezando el invierno!
Que estos tiempos permitan que suceda lo mejor, y que sepamos agradecerlo.
Un abrazo,
asunc
Pablo,
ResponderEliminarte sigo leyendo con gusto, cada domingo por la noche.
Tus comentarios son como esa lluvia de la que hablas que van empapando el corazón y el ánimo, y lo dejan fresco y despierto, no acalorado, ni sudoroso.
Un abrazo,
Javier
Dos estaciones.., la de invierno y la de Renfe... jejejejeje que recuerdos los de Burgos...
ResponderEliminarBueno querido Pablo, quiero compartir una buena noticia... ayer me dieron la buena nueva... de que ya soy indefinido en el colegio... estoy muy contento... jejeje
Un gran abrazo y disfruta de este invierno diFErente...