domingo, 29 de diciembre de 2013

Sorpresa!!!

Cruzar el charco, más de 8.000km de distancia, para dar la mayor sorpresa que he dado en mi vida no tiene precio. Como tampoco al ver la cara de mi familia cuando me vio a aparecer por la puerta de casa volviendo por Navidad, aunque sea por dos semanas, sin tener la remota idea que iba a llegar... No tiene precio. Como tampoco el poder reencontrarme con algunos amigos y compartir la vida de todos estos meses; recibir la llamada, entre otras... de unos amigos que son padres primerizos desde hace poco tiempo; así como pasar una mañana en ACOMAR (una asociación que atiende a personas “sin techo”, yo digo “sin hogar”), desde una clara opción por y con los pobres en Alicante… Tampoco tiene precio. Son de esos momentos, mejor dicho, de esos encuentros que te llenan de vida porque es en ellos en los que se comparte la vida y se multiplica.

Precisamente es desde la misma clave que he aprendido y practico en Nicaragua, la de dejarme llevar y sorprender por lo que acontece, valorando lo pequeño e procurándome dejar atrapar por el amor que encierra cada detalle de la vida de cada día.


Estos días, como este adviento, están siendo un verdadero regalo, disfrutándolos con la familia, con algunos amigos/as y con encuentros inesperados de los que uno intuye que son semilla del Reino, porque contribuyen desde lo insignificante a construir una humanidad nueva, mejor, más humana. Descubrir la VIDA en la vida, despertarse y acoger el misterio que encierra en sí misma: Jesús mismo que no deja de nacer en el pesebre de nuestro corazón, en lo que muchas veces nos apena, avergüenza y nos parece de que no tiene valor. Por cierto, con este deseo… ¡FELIZ NAVIDAD! Ahora sí, que no os lo había dicho hasta ahorita.

Comparto a modo de regalo esta oración que escuche el otro día, siendo de esas palabras en las que me siento muy identificado en lo que han sido diferentes momentos y situaciones vividas, y en ocasiones compartidas, en estas últimas semanas.

Me alegro por quien sale del lodo y recobra la esperanza.
Por el hombre que aprende a amar
escribiendo una historia llena de cotidianeidad
y algún que otro instante mágico.
Por ti, que das a Dios una oportunidad,
y por ella que no se deja vencer ante lo injusto.
Me alegro por aquel que planta cara al miedo;
por ese otro que perdona y sigue adelante.
Por mí, porque amo, y río, y lloro, y creo, y dudo… y estoy vivo.
Y porque nunca estamos solos, me alegro contigo, Dios con nosotros.

En estos momentos si cuando abro mi corazón se me llena de alegría al contar y encontrar una pasión: Nicaragua y todo lo vivido en este año, no exento de dificultades, no deja de ser un regalo al igual que todo el tiempo que tengo por delante… La vida misma es un regalo.

Como regalo también ha sido la oportunidad de poder estar pasando la Navidad con mi familia. Aún así no me olvido de mi otra familia, la que he dejado por estas semanas en Nicaragua. Así como tampoco de cuántos jóvenes españoles que ha causa de la crisis han tenido que migrar y no han podido venir a sus casas por Navidad. ¡Cuánto más los migrantes de otras nacionalidades que también por falta de recursos, o simplemente por no contar con una visa llevan años sin poder abrazarse, reír y llorar con su familia!


Por último, os invito a ver este video realizado por mi amigo Mario, que lleva igual que yo casi un año en Santiago de Chile. A través del mismo ofrece algunas claves de su experiencia que no tienen desperdicio, entre las cuales me siento muy identificado, al igual que en tantas cosas que compartimos en nuestra amistad. Espero que os guste y me ayude un poquito más a seguir compartiendo contigo (con vos, para mis amigos/as nicas que también leen estas líneas jajaja). Quien os quiere. ¡Feliz Navidad y próspero año nuevo!

sábado, 21 de diciembre de 2013

¿Voluntario?


El pasado 5 de diciembre recordamos en Samaritanas el Día Internacional del Voluntariado. Aquí adjunto una foto de la feria del voluntariado en la que participamos como Proyectos CEB. Nunca es tarde para compartirlo, más si hablamos de voluntariado, de entrega gratuita, de dar y recibir sin ningún interés. Algo de lo que suena muy bonito escuchar en estos días: solidaridad, familia… Pero que puede ser realidad todos los días del año, no dejando que sean palabras vacías, sino vivas.

Dicen por ahí que el “mundo es de aquellos que sueñan despiertos”, y qué razón tienen. ¿Acaso el adviento no nos invita a estar despiertos, a estar en vela para dejarnos encontrar, convertirnos para dejarnos transformar y así transformar la realidad? El tiempo de adviento y Navidad puede ser para nuestras vidas una oportunidad una profunda invitación a la confianza y a la esperanza. Hoy día, donde muchas veces todo se mide y calcula en función de un beneficio ¿puede haber algo más revolucionario que entregar gratuitamente el propio tiempo y capacidades para tratar de construir un mundo mejor, diferente? Por todo ello, siempre es necesario pedir serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar por mí mismo; valor para cambiar aquellas que dependen de mí y sabiduría para hallar la diferencia entre las dos.


Gloria Fuertes a modo de este mensaje y pregón recuerda las tareas de tantas personas en el mundo, que con su tiempo y con su vida, acercan los cielos nuevos y la tierra nueva en la que habite la justicia:

“Yo quiero despertar vocaciones para que la gente se haga voluntaria. Ser voluntario es ser profundamente humano. Ser voluntario es acudir a la calle, a la casa, a la cárcel, al barrio del pueblo hay un ser que sufre. Ser voluntario es entrar en el corazón de los que lo pasan mal. Cuando el voluntario visita a alguno que está solo, le cura la soledad. Cuando le habla, le ayuda, le escucha y le acompaña: el solitario mejora su soledad, que es junto con otras, la enfermedad de los ancianos. El voluntario trabaja gratis, no gana nada. Yo no quiero negarlo, pero el voluntario gana muchísimo. Gana el placer de ser útil, la sonrisa de un anciano o de un enfermo, el abrazo de un niño sin padres, la amistad y el afecto de un preso. El voluntario sabe que el camino de su vocación, escogida libremente, es ir donde vive el dolor. El dolor físico o psíquico le espera y tiene que ir lleno de ilusión, alegría, comprensión y amor, tesoros espirituales que si no se tienen no se puede dar. El dolor puede ser destruido por el amor, no solo por la farmacia. Hacerse voluntario es también salvarse del aburrimiento, salvarse de la vulgaridad, de la rutina, del materialismo. Y os hace sentiros libres, solidarios, amables, importantes, “medicina” que cure al de la “historia”. Os pido que contagiéis este “virus” de bondad que tenéis a vuestros amigos y amigas, para que ellos también sean voluntarios. Más que un gran premio de la lotería, más que un premio Nobel de lo que sea, es lo que recibe el voluntario cada noche cuando se va a dormir: es lo que recibe el voluntario que durante unas horas al día a alegrado a una persona triste, ha hecho sonreír a un enfermo, ha paseado en su silla de ruedas a una persona que no puede valerse. El premio del voluntariado es que pasa a ser un artista. El voluntario no ha pintado un cuadro, no ha hecho una escultura, no ha creado una música, no ha escrito un poema, pero ha hecho una obra de arte con sus horas libres. Todavía hay milagros, milagros demostrables, que los hacen, los hacéis y los harán los nuevos voluntarios”.

Aquí os regalo por último un vídeo especial, realizado por Entreculturas como presentación de VOLPA; en el cual no solo sale gente que quiero, sino que refleja un sueño que es realidad, mi realidad de cada día. Ya que muchas de las personas y los rincones son de mi querida Nicaragua, Managua, Valle Dulce. Además de los comentarios y compartir de Mari Cruz y Bene, entre otros, que ayudan a explicar lo que significa vivir así. Algo más que una experiencia de vida, es la VIDA misma. (Aquí tenéis el enlace).

http://www.youtube.com/watch?v=-J_pBGUl3GM

lunes, 9 de diciembre de 2013

Gritería


“¿Quién causa tanta alegría? ¡La concepción de María!” “¡Viva María, viva!” Estos fueron los principales gritos que se lanzaron, acompañados por melodiosas canciones dedicados a María. Cantar y gritar se fusionan como una eclosión de júbilo y alegría, que muestra la devoción de los y las nicaragüenses a María. Dando como resultado: La Gritería. Una de las fiestas más importantes y sentidas del pueblo, en la que se muestra su profunda fe.


Sin dejar de explotar los petardos y cohetes, todo el mundo, el día 7 de diciembre por la noche, se lanza a la calle a visitar los diferentes altares que hay en las casas. Donde las familias que viven en ellas tienen preparados un sin fin de regalos para todos aquellos que le gritan a la virgen en su altar. Repartiendo así panas (tupper wares de todos los tamaños), azúcar, sal, ayote con miel (calabaza en miel), arroz, frijoles, avena, cañas de azúcar, pasta, dulces… Así hasta medianoche y continuando el día siguiente reuniéndose las familias en sus casas rezando y compartiendo su amor a la Virgen.

Qué fiesta en la que se comparte sin conocerse en la mayoría de los casos, en la que la devoción va a acompañada con una libre solidaridad entre todos. Fiesta que se viene preparando durante todo el año ahorrando para este compartir. Y en los 9 días anteriores la gente se va reuniendo, cada día en una casa, para rezar y cantarle a la virgen. Llegando así hasta el día de su fiesta celebrada tal y como os cuento.


Y en medio de esta celebración siento que no podía dejar de nacer mejor día que este. Así es, que gran suerte poder compartirlo con toda esta alegría. En la que mi comunidad vino a desayunar a casa, despertándome cantando “Estas son las mañanitas”; acompañando a Jenny en el bautizo de su sobrina; una comida maravillosa con mis compañeras de casa con una piñata sorpresa 100% reciclada; un queque (pastel) preparado por una de las mujeres del Proyecto (que sin duda tenía un sabor especial por todo lo que significa) o quedar por la noche con unos amigos/as… y más de una sorpresa más. Son de esas cosas que no tienen precio. Ha sido un cumpleaños especial para mí, en el que no solo en este día me siento muy querido, sobre todo por las personas que coincidimos cada día: en nuestra casa, en nuestra Comunidad, en nuestro Proyecto Samaritanas, en las CEBs. Gracias, Señor Jesús, por este regalo, el regalo de mi vida. La vida de cada día, partida y repartida, compartida; en la que no quiero que dejes de sorprenderme y estar abierto para ello, porque siento que Tú vas conmigo. Vos sos la Vida misma.


Por último también, a modo de despedida, comparto con vosotras y vosotros esta oración con la cual me he sentido muy identificado en esta última semana:

Yo te saludo, María, porque el Señor está contigo: en tu casa, en tu calle, en tu pueblo, en tu abrazo, en tu seno.

Yo te saludo, María, porque te turbaste - ¿Quién no lo haría ante tal noticia? – mas enseguida recobraste paz y ánimo y creíste a un enviado cualquiera.

Yo te saludo, María, porque preguntaste lo que no entendías – aunque fuera mensaje divino – y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego, sino que tuviste diálogo y palabra propia.

Yo te saludo, María, porque concebiste y diste a luz un hijo, Jesús, la vida; y nos enseñaste cuánta vida hay que gestar y cuidar si queremos hacer presente a Dios presente en esta tierra.

Yo te saludo, María, porque te dejaste guiar por el Espíritu y permaneciste a su sombra, tanto en tormenta como en bonanza, dejando a Dios ser Dios y no renunciando a ser tú misma.


Yo te saludo, María. ¡Hermana peregrina de los pobres de Yahvé, camina con nosotros, llévanos junto a los otros y mantén viva nuestra fe!

domingo, 1 de diciembre de 2013

50, 40, 50


“Dichosos los pies del mensajero que traen la buena noticia a los pobres y oprimidos“. Enmarcados en esta cita el pasado domingo celebramos una gran fiesta. Un gran número de personas de las Comunidades de Managua como del resto del país se juntaron en la Casa Pastoral para celebrar un aniversario especial. Se trataba de los 50 y 40 años como sacerdotes de Arnaldo Zenteno y Donald Mendoza, y los 50 años de John Mulligan como jesuita. Toda una muestra de cariño hacia los tres, que desde hace décadas llevan acompañando a las Comunidades Eclesiales de Base en diferentes momentos y espacios, especialmente Arnaldo.


Toda la celebración fue una expresión de gratitud hacia sus personas y dedicación en todo este tiempo. Desde la eucaristía celebrada, compartida y participada como siempre, pero con el testimonio de cada uno. Los números culturales llenos de bailes folklóricos y las palabras dedicadas por diferentes Comunidades y personas que han sentido más de cerca su presencia. Por no decir los diferentes detalles, regalos y reconocimientos que recibieron en diferentes momentos de la tarde.


Sus vidas representan para muchos de los que somos de las Comunidades un testimonio vivo de entrega y de cercanía en todo momento, como también en los años de guerra en los ‘80. Siendo un ejemplo del anuncio y denuncia que exige el evangelio, posicionándose y viviendo siempre al lado de quienes menos tienen y más sufren. Creo que sus vidas se pueden resumir en una frase que sintetiza Arnaldo de su vida con las Comunidades: “Un amor apasionado y una esperanza inquebrantable”. De este modo los sentimos como transmisores y mensajeros de Jesús, como constructores de su reino basado siempre en el amor, la verdad, la paz y la justicia.

Seguimos compartiendo ahora a través de este poema que escribió Arnaldo, así como el video que se les preparó para este día.


SER SACERDOTE HOY,
COMO AYER, COMO SIEMPRE,
ES SER HOSTIA VIVA,
ES ROMPERSE EN MIL TROZOS
PARA OFRECER
Y SER OFRECIDO,
PARA COMPARTIR
Y SER COMPARTIDO,
CON CRISTO,
PAN VIVO,
ALIMENTO INAGOTABLE
DE MI PUEBLO.

SER SACERDOTE HOY,
ES VIVIR CON USTEDES,
LA MISERICORDIA DE DIOS,
SU AMOR Y SU PERDÓN,
Y UNA PASION QUE NOS QUEMA LAS ENTRAÑAS
LA JUSTICIA Y EL AMOR.

SER SACERDOTE HOY,
ES SIMPLEMENTE UN REGALO,
UNA ALEGRÍA,
UN AGRADECIMIENTO SIN MEDIDA
UN COMPARTIR LA VIDA CON USTEDES
Y OFRECERLA CON CRISTO
EN EL ALTAR DE LA VIDA

domingo, 24 de noviembre de 2013

Solentiname


No quería dejar de terminar de compartir lo último que vivimos Juan y el que os escribe, se trata de nuestra visita al archipiélago de Solentiname, después de haber recorrido el Río San Juan de arriba abajo. Al mismo tiempo, al volver a ver las fotos, me acuerdo de Juan que ya se marchó a España echándole así de menos. Y recibiendo al mismo tiempo a Teresa y Victoria. En fin, unos van y otras vienen, mientras que otros seguimos caminando por esta tierra tan llena de intensa vida.



¿Entonces, Solentiname? Aunque sea en unas líneas y en unas cuantas imágenes, como siempre. “Solentiname está en todas partes, es el principio de un mundo más humano, es una vida cristiana, no sólo esperando un mundo mejor, sino preocupándose por la paz del prójimo, por la paz en la naturaleza, por la paz en la comunidad.” “Es algo tan de Dios y de la tierra que es un lugar donde la poesía y la siembra y la cosecha no dividen a hombres en poetas, sembradores y aprovechadores, sino que constituyen actividades de una misma vida solidaria”, se llegó a decir en Alemania y Venezuela al respecto.


Y es que Solentiname es uno de esos lugares, como tantos de Nicaragua, que te hablan por sí solos de la historia vivida. En la actualidad tan solo queda el recuerdo de lo que fue esa vivencia tan intensa, pudiendo visitar algunas de las casas de aquel entonces y especialmente su iglesia, dedicada a Nuestra Señora de Solentiname. La cual se caracteriza por su sencillez y por las pinturas llenas de vida y color que reflejan algunos elementos de la vida de la isla, diseñadas por niños y niñas. ¡Qué bonitas!



Solentiname es un plácido conjunto de islas ubicadas al sur del lago Nicaragua, ya cerca de Costa Rica, compuesto por unas 36 islas. Las tres principales y más grandes son La Venada, San Fernando y Mancarrón. Es otro paraíso donde parece que el tiempo se ha detenido, muy característico por sus artesanías famosas en toda Centroamérica y por contener restos prehispánicos, especialmente de la cultura Nicoya. Pero también por haber sido un lugar significativo en la revolución sandinista, al mismo tiempo que el sacerdote, poeta y artista Ernesto Cardenal en 1966 formó una comunidad de campesinos y artesanos que se hizo famosa en el mundo entero por su vivencia tan encarnada del evangelio. Experiencia comunitaria que fue especialmente castigada por las tropas del dictador Somoza.

Hoy día, no solo queda el recuerdo sino su vegetación y belleza como una perla en el gran lago. También las casas de las familias pobladoras, siendo en su mayoría artesanas que se dedican a tallar la madera de balsa para hacer bellísimas figuras que han ayudado a mantener el nombre de Solentiname.



En cambio, en relación a esa vivencia comunitaria ha quedado el legado del inicio de los cantos de la Misa Campesina y el Evangelio de Solentiname. Un libro del mismo Ernesto Cardenal donde recoge el compartir de la experiencia comunitaria vivida, donde se comprueba la vivencia del evangelio encarnada en la vida de la isla, de su comunidad. Menos mal que en muchos otros rincones de Nicaragua, como de Latinoamérica y del mundo, hay nuevas y viejas comunidades que siguen abriendo caminos al Reino encarnado en la vida misma.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Río San Juan II



II ETAPA: Isla Diamante – Isla El Reloj (40km)
Al despertar al día siguiente en nuestras hamacas, descubrí encima de mi plástico (por si llovía) una araña considerable. Para entonces, Juan Aguilar, bautizado como “Botas blancas”, por el color de sus botas de hule, acababa de terminar de preparar el desayuno. Así que nos cuerpos siguieron reponiendo energías con el sabroso plato que nos preparó, como cada una de sus cocinas. Energías necesarias para afrontar los kilómetros que nos esperaban. A partir de este día nos iba a tocar remar más cada jornada.



Río abajo podíamos entretenernos disfrutando de ver cómo cruzaban de un lado a otro del río los tucanes y un sinfín de aves como el gavilán; las iguanas  y algún camaleón tomando el sol en las ramas de los árboles. Sin contar cómo pasaban de unas ramas a otras los monos araña y congo, dando unos aullidos espantosos. Mientras tanto esperábamos ansiosos poder ver algún cocodrilo o caimán.

Mientras tanto aprovechamos a cobijarnos del sol en otros de los afluentes del río, allí pudimos limpiar los peces que había pescado Manuel de buena mañana. De este modo casi teníamos la comida de ese día, más lo que llevábamos.



Continuamos remando y para refrescarnos pudimos tomar algún que otro coco helado, así como alguna piña, algo que se agradecía enormemente. Un rato después los dos hermanos Aguilar se pusieron a llamar a los caimanes hasta que apareció uno que consiguieron atrapar muy ágilmente. En tan solo dos días, cada vez nos quedaban menos especies que encontrarnos, de la gran variedad que hay.


Disfrutando de la flora y la fauna que se iba abriendo a nuestro paso, íbamos acercándonos al atardecer, siendo las horas que más me gustaban del día por la luz tenue que daba al río y la selva. Llegando esa tarde al ensanche de Boca San Carlos, donde confluyen en el río dos afluentes, uno de Nicaragua y otro de Costa Rica. Por lo que el cauce del río de duplicó al llegar a este punto, pasando de unos 250m aproximadamente a los 500-600m. Algo impresionante para mí, descubriéndonos ahí en medio, rodeados además de los árboles de las riberas que podían medir más de 50m. Estar ahí te hace sentirme sumamente pequeño.


Al caer la noche nos refugiamos en otra de las islas del río, la del Reloj; pudiendo haber remado un poco con las estrellas como testigos de nuestra aventura. Ya en dicha isla con un poco de fango pudimos iluminarnos con el fuego de cada noche, el cual se aprovechaba para cocinar. Acompañados siempre por alguna Toña (cerveza nicaragüense por excelencia), pudiendo seguir compartiendo entre bromas lo que había sido nuestra jornada.


III ETAPA: Isla El Reloj – La Tigra (Costa Rica) (40km)
Al amanecer continuamos río abajo, siendo en este día cuando por fin pudimos ver algunos cocodrilos aunque fuera de lejos. No dejándonos por ello de impresionar, alguno de los que vimos medía hasta 4 metros. Los cocodrilos son el principal peligro de este río ya que están a lo largo de todo el río, y cuando más se ven son en los meses de verano tropical porque hay más bancos de arena. Todos los años siempre hay alguien que muere por descuido por el ataque de alguno de ellos.



En este día pudimos seguir disfrutando de todo lo mencionado y de nuestra compañía. Además de tratar de pescar sin tener suerte esta vez. Remo a remo fuimos pasando las horas buscando las sombras de los árboles de las riberas, aunque desgraciadamente habiendo sido deforestado el lado de Costa Rica por una carretera que construyeron. Por lo que cruzándonos de un lado al otro del río, no dejamos de contarnos chiles (chistes) y adivinanzas que no cesaron de entretenernos y hacernos pensar. O platicar (hablar) con Manuel sobre su accidente dando gracias por estar nuevamente disfrutando de su paraíso, como él decía. Así hasta llegar hasta el punto en el que estaba planeado que pasáramos noche: La Tigra, en territorio Tico. Así hasta al día siguiente, donde nos llovió nuevamente de noche.

IV ETAPA: La Tigra (Costa Rica) – San Juan del Norte (40km)


Ya por último, habiendo recorrido 100km del río, nos quedaba arribar a la meta de nuestro sueño, teniendo que vencer el duro sol que hizo ese día y el cansancio que iba haciendo mella paulatinamente. Fue posiblemente el día que más nos dejamos llevar por la corriente. Así hasta ir acercándonos cada vez más al delta del río, con su posterior laguna y manglar. Siendo éstas nuevas panorámicas que nos ofrecía el río. Pudiendo llegar finalmente hasta San Juan del Norte, o también llamada de Nicaragua. Donde llegamos, como no, al atardecer con el asombro de algunos de los lugareños por la hazaña conseguida.


Ya al día siguiente, al no poder continuar nuestro viaje por el Caribe, como nos hubiera gustado, dimos media vuelta y nos dirigimos de nuevo a El Castillo para visitar al siguiente día el archipiélago de Solentiname. (Dedicada una próxima entrada).

Esta experiencia ha sido una pasada, creo que ha sido el mejor viaje que he hecho hasta ahora. El cual nos ha permitido al mismo tiempo desconectar y conocer otra realidad bien diferente a lo que conocíamos de Nicaragua, especialmente de Managua. Ha sido un contacto pleno con la naturaleza. Todo un regalo en el que cada noche no dejo de soñar con él. Ahora cuando me preguntan, no dejo de recordar este río tan lleno de vida y me viene tan solo un adjetivo: ¡Salvaje! Y no dejo de cuestionarme tampoco internamente si he estado en el paraíso.


viernes, 8 de noviembre de 2013

Río San Juan I


La semana pasada, tanto Juan Muñoz como el de la “Quinta”, aprovechando unos días de vacaciones, estuvieron en Río San Juan. Reserva de la biosfera declarada por la Unesco. Se trata de un río que recorre unos 200km del sur del país haciendo frontera con Costa Rica, uniendo el lago de Nicaragua (Cocibolca) con el Atlántico. Por este motivo los primeros españoles que lo navegaron, Adolfo Calero y Diego Machuca, lo bautizaron como el “desaguadero de mar dulce” en 1536. Rescato aquí un pequeño texto de las primeras expediciones españolas, que de 139 hombres tan solo sobrevivieron 9: "Cruzamos el Gran Lago con muchas peripecias. Nuestro bergantín enfiló hacia la unión de dos ríos en lo que parecía el final de esta Mar y Dulce (...) el desaguadero del mar interior y la salida al Caribe y España. Pronto los rápidos nos obligaron a seguir a pie. Las selvas eran impenetrables. Era difícil avanzar, el barro nos llegaba  hasta las rodillas y los mosquitos de la malaria no nos dejaban descansar. No debíamos detenernos, habíamos venido de tan lejos..."

Ciertamente si el río hablara cuántas historias contaría: de su relación con los indígenas que lo habitaban, las expediciones españolas, las aventuras de piratas, la lucha con los ingleses, la utilización del río como canal para atravesar al Pacífico desde el Atlántico anteriormente de la construcción del canal de Panamá a inicios del siglo XX. Sin contar por otra parte, las tupidas riberas selváticas del río siendo un espectáculo visual en las que habita una rica fauna de iguanas, cocodrilos, caimanes, serpientes como la boa y aves como el tucán o la oropéndula.


Todo lo cual daría para más de una gran novela, siendo todo un incentivo más para terminar de motivarnos a realizar la aventura que nos propusimos Juan y yo meses atrás. Teniendo la grandísima suerte de encontrarnos con Manuel y Juan Aguilar, dos hermanos naturales de El Castillo, que fueron los mejores guías que podíamos encontrar. Por lo que teniendo la motivación, el tiempo, el lugar y conformado el equipo, tan solo nos faltaba llegar y reunirnos para navegar y remar en canoa, durante 4 días, río abajo los 140km que separan El Castillo de San Juan del Norte, en la desembocadura del río.


Así que siguiendo el refrán: “A quién madruga, Dios le ayuda”. El sábado 26 de octubre salimos tempranito en bus dirección a San Carlos, para después agarrar una panga (lancha) que nos adentró en el río y nos llevó hasta El Castillo. Viaje que nos llevó unas 12 horas. Donde antes de llegar nos sorprendió grandemente que media panga se vació en medio del río, en tierra de nadie. ¡Eran nicas que estaban entrando ilegalmente en Costa Rica!


I ETAPA: El Castillo – Isla Diamante (20 km)
Antes de nuestra salida, mientras Manuel y Juan Aguilar, ultimaban los últimos preparativos pudimos visitar El Castillo, un núcleo de unos 2000 habitantes. Municipio del río coronado por la impresionante fortaleza Concepción, construida por los españoles en 1666 para controlar esta estratégica vía de comunicación fluvial. Castillo que sufrió varios ataques de piratas e incluso el entonces joven almirante inglés Nelson se atrevió con él, aunque le costara caer herido.


Ya río abajo, dando las primeras paladas con el remo, fuimos comprobando gratamente cómo teníamos todo el río para nosotros solos. Apenas pasaban ocasionalmente otras embarcaciones, pasando horas y horas disfrutando con la boca abierta del maravilloso regalo que nos ofrecía la naturaleza.


Conforme nos íbamos adentrando más y más, de vez en cuando, íbamos entrando a algunos afluentes del río. Los cuales nos permitían conocer otra cara del río, asombrándonos de cómo todavía más la selva abrazaba el río. El primer afluente en el que nos adentramos fue el Bartola, ahí pudimos descansar un poco y comprender mejor de donde puede venir el dicho: “Estar tumbados a la bartola”, pensamos nosotros.


Pero también tras pasar el primer puesto fronterizo militar, nos adentramos en la Reserva Natural de Indio-Maíz, poniéndonos antes nuestras botas de hule por el mucho fango que íbamos a pisar. Indio-Maíz puede ser una de las zonas de América más rica en fauna y en la que habitan diversas especies abundando los manatíes y el animal que mata saltando, el jaguar. Menos mal, por suerte o desgracia, que no nos lo encontramos. Esta reserva tiene una extensión de unos 2.640km2 y es considerada una de las pocas zonas de selva virgen que quedan. Presente durante todo la travesía cada vez que mirábamos al margen izquierdo del río, la ribera de Nicaragua. En esta reserva pudimos conocer un sin fin de propiedades naturales: el chicle natural, el camote (utilizado en infusión puede provocar la muerte), el caucho y así como otras plantas que se utilizan como anestésicos. Pero también algunos pequeños animales como dos ranitas: la Blue Jeans (porque sus patitas de atrás son azules) o la guerrillera (porque es moteada como si llevara camufle).


Al continuar nuestra travesía y al ir cayendo la tarde llegamos hasta la Isla Diamante, la cual se formó a raíz de un barco de vapor del siglo XIX, que llevaba ese nombre y se hundió en el río, permaneciendo todavía visibles algunos de sus restos. Un escenario perfecto para que Juan Aguilar se deleitara contándonos diferentes historias de miedo, como la del Mechudo, un fantasma que habitaba el río.




martes, 22 de octubre de 2013

III Festival Ecológico


“¡Quién ama la vida con pasión, defiende Mokorón!” Este fue el lema de nuestro III Festival Ecológico Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base, teniendo un fuerte acento juvenil. Festival que se celebró el pasado 13 de octubre, un día después y con motivo del Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular (como aquí le llamamos a lo que tradicionalmente se ha conocido el Día de la Raza o de la Hispanidad).


La asistencia fue de más de 600 personas provenientes de todo el país, especialmente de Managua. Destacando no solo la alegría de encontrarnos para seguir luchando por el cuido de la Creación, sino también la mucha creatividad derrochada. La cual se hizo palpable desde el primer momento al ver llegar a muchos jóvenes, y no tan jóvenes, disfrazados con materiales reusados o reciclados. También en los diferentes números culturales que se representaron, así como en la propia Eucaristía que celebramos. Pero posiblemente, el momento más alegre fue la marcha por la pista sub-urbana, una de las principales arterias de la ciudad, por la cual llegamos hasta los pies del propio cerro.


Este Festival fue promovido desde la Pastoral Juvenil desde hacía varios meses con mucho esfuerzo e ilusión, al que poco a poco, se fueron sumando la mayoría de las Comunidades. Concentrándonos todos en la reivindicación del cerro Mokorón como Reserva Natural ante las amenazas medioambientales que afronta desde hace años. Este cerro y sus alrededores son uno de los pocos paisajes naturales que le quedan a Managua con las características del bosque de trópico seco. Albergando a 156 especies animales y siendo un garante de reservas de acuíferos que conectan con otros lagos y lagunas. Por no decir que es el último “pulmoncito” capitalino, como dicen.


Sin embargo, Mokorón, no fue el único problema medioambiental que se reivindicó. Cada una de las regiones con sus jóvenes, trabajaron también previamente y compartieron otras cuestiones. Pudimos sumarnos de igual modo por la deforestación en Nueva Segovia, Madriz, Estelí (al norte del país); por la minería a cielo abierto en Somotillo y Matagalpa referente al cerro Yaoska, perteneciente al Parque Nacional de Bosawás (noroeste y centro); y también desde Masaya, Carazo y Granada (desde el sur) nos invitaron a reducir, reusar y reciclar los tantos residuos que producimos de basura. Cada una de estas cuestiones no dejan de ser un símbolo de nuestra resistencia ante tantos daños que está sufriendo el país.


Posiblemente, ante tantas crisis y problemas cotidianos podemos caer en la tentación relegar el medioambiente a un segundo plano, pensando que hay otras preocupaciones más importantes. Pensar así es un gran error. Para poder vivir necesitamos cuidar responsablemente nuestro Medio Ambiente, la Tierra que nos sostiene y nos regala tanto. Sin embargo, como decía Monseñor Romero: “Dios nos hizo administradores fieles de la Creación, y nos hemos vuelto sus destructores” en nombre del desarrollo y de la riqueza de unos pocos.


Las Comunidades Eclesiales de Base en su lucha por la justicia, tenemos como eje transversal la ecología. De hecho, Leonardo Boff, afirmaba que la “E” de las CEB, no solo es de Eclesiales sino también de Ecológicas. Él mismo, en una carta dirigida al Papa Francisco, escribe: “Hoy la vida está herida de muerte por el hambre (900 millones de personas en el mundo), por la sed (1200 millones de personas no tienen agua limpia para beber todos los días y 2400 millones carecen de saneamiento básico), por las guerras, por la destrucción del Medio Ambiente (suelos, agua, biodiversidad, aire) y, sobre todo, se cierne sobre la humanidad y sobre todas las formas de vida la amenaza asombrosa de los cambios climáticos. Una sociedad consumista y depredadora como la actual no es futuro para el conjunto de la humanidad.”


Si la Tierra es nuestra casa, ¿por qué la maltratamos? “Salvémonos, salvando el planeta”, como nos invita Pedro Casaldáliga, y quienes sin distinciones viven en él. Como pretendemos desde las CEB: “Quien defiende la naturaleza, defiende la vida. Si creemos en el Dios de la vida, luchamos por la vida defendiendo la ecología”. Y si pensamos en nuestro prójimo, acaso… ¿No necesitará agua pura para beber, aire limpio para respirar, un Buen Ambiente donde poder vivir?

lunes, 7 de octubre de 2013

Confianza



Esta semana pasada he recibido la visita de Kety, ha sido una alegría para mí compartir directamente con ella, mi día a día en la semana que ha estado en Managua. Sobre todo porque Kety puede ahora compartir parte de la realidad en la que vivo desde hace 8 meses. La cual le ha encantado poder conocer las CEB y cómo ella también me decía antes de marcharse: “Conocer y vivir en la realidad así, te ayuda a tener los pies sobre el mundo”.

Dejándonos llevar por el acontecer de esta semana pasada, antes de encontrarnos en el aeropuerto, a su llegada, a ambos nos sucedió algo que ha sido toda una invitación…

Cuando salimos Jenny, su sobrina Carla y yo encaminados a retirar una de las camionetas de las CEB a la UCA, donde vive Arnaldo, empezó a caerse el cielo de Managua con un diluvio como hacía semanas que no lo hacía. Por lo que mojados y ya con la camioneta, nos dirigimos los tres camino hacia el aeropuerto como pudimos mientras el agua cada vez era más abundante en las calles de la ciudad.

A mitad de trayecto, al detenerme en el carril izquierdo para girar, nos dimos cuenta que era más adelante cuando había que hacer ese giro; por lo que debíamos cambiarnos nuevamente de carril para continuar hacia delante en el Boulevard Don Bosco. Al maniobrar suavemente, en esa intensa lluvia, fue entonces cuando sin querer ni sentirlo golpeamos ligeramente a un carro (coche) que estaba detrás y que no habíamos visto. Al que no se le encontraba señal de lo que decía su conductor. Aprovechó nuestra parada en el semáforo en el que nos encontrábamos para cruzarse impidiéndonos el paso. Viendo cómo se bajaba del mismo un hombre con su hijo gritándonos. Advirtiéndonos a que esperáramos a que llegara la policía. (Algo común cuando hay un problema de tráfico. No pudiendo moverse hasta que la policía hace un atestado).

A todo esto, no llevaba el permiso internacional de conducir, ya que me lo había dejado en el Proyecto. (Todavía pienso que dicho permiso es válido en Nicaragua, cuando España y Nicaragua no tienen firmado ningún convenio al respecto). Por lo que llevaba únicamente mi carné español. Nuestra preocupación era grande en un principio, al mismo tiempo que no encontrábamos en la camioneta los papeles del seguro, más si llegaba la policía. Por lo que nos tuvimos que rendir ante lo que nos sucedía con la gran incertidumbre de no saber que nos iba a pasar. Ya eran más de las 7.00pm, hora en la que llegaba Kety. Por lo que hasta después de estar esperando más de 20 minutos, y no llegar la policía, nuestros amigos del carro de enfrente se cansaron de esperar y nos dijeron que nos fuéramos. ¡Ufff! “¡Pablito, cuánto te quiere el flaquito que está ahí arriba!” me gritó Jenny mientras me abrazaba. Ya solo nos faltaba llegar a por Kety, aunque fuera tarde.

Ya cerca del aeropuerto fue cuando recibí la llamada de un número desconocido, ya que Kety no llevaba celular. Kety comentaba que no habían podido aterrizar por la tormenta y que habían desviado su vuelo a San Salvador, quedando a la espera. ¿Y ahorita de qué nos teníamos que preocupar?

Al llegar Kety a Managua, tres horas después, pudimos alegrarnos de encontrarnos  después de la tensión vivida por ambas partes: de no poder llegar, por mi parte, cómo preocuparse de comunicarse conmigo en tales circunstancias, por parte de Kety.

Ella estaba también muy preocupada por no saber al principio cómo saber comunicarse conmigo. Al comentar su problema con uno de los azafatos, inmediatamente su compañera de asiento, una mujer nica le prestó su celular para llamarme. Tanto o más, que al llamarme nuevamente y comentarme que si había problema se quedaría en un hotel. A lo que su compañera de viaje le dijo que ella le acogía en su casa al llegar.

En fin, ¿de qué preocuparnos? Sobre todo cuando parece que todo va ir mal… Parece que hay Alguien que nos quiere y nos cuida sin medida. Curiosamente dando respuesta a nuestras necesidades del modo en que muchas veces menos esperamos. ¿Verdad, Kety? ; )